16 julio 2012

A love story in ten photograms




Butterfly effect

Llegaste tarde,
tu asiento estaba ocupado.

Ya sólo podía alcanzarte el eco

y el rocío de las palabras nuevas.
Desde tu distancia perfecta de estrella alfa,

me guiñaste un ojo

y continuaste el vuelo,
descartando,

extranjero,
el radio de tu aleteo.







Invocando monstruos

¡No enciendas la luz
y esconde monstruos bajo la cama!”,

aconsejan todos.

Pero las únicas sombras que me acechan
de noche,

son tu camisa de siembra
y unas uñas

imperiosamente largas.





¡Se te escapa el tren!

“¡Se te escapa el tren!” gritaste
y corrí a la estación
estelando esas palabras
de atenta preocupación
sin reparar
en su fragilidad de cerilla.

Y, desde el vagón,
te miré y me miraste
lejano,
otoñal,
con las solapas retraídas.

Quise conservar entonces la estela intacta
llevármela hasta la orilla,
pero el tren aceleró con brusquedad,
quebrándola sobre las vías.



 
Por la espalda

Por la espalda
sólo se intuye
el ánimo de las olas,
nunca su altura
o su intensidad.
Quisimos ver la playa
pero no el mar
y la marea  
nos tomó por la espalda, de repente.

¿Sabes?
Por vez primera
no tuve miedo a nadar.



Comparando cicatrices

Esa cicatriz en tu pantorrilla,
¿cuándo fue escrita?
¿quién te la legó?
¿la han deshilado antes que yo?
¿Cuánto más será la única?



Efervescencia

A pesar de mis golpes,
aún no sabes perfilar
el moratón de tu brazo
o tu rodilla.

Niño,
cometa,
aguacero,
canción,
aunque aves migratorias
bullen bajo mi piel,
no podrás ser abril
Nunca
Todavía…






Johnny be good

Nos dijimos adiós
Inclinaste tu cuerpo
hacia delante
como si el centro de la tierra
hubiera girado unos grados
y yo fuera
la única cornisa a la que asirse.

Pero la verticalidad se impuso
y el beso salió disparado
por encima de mi cabeza,
sobrevolando el tráfico,
los árboles,
los tejados...
para dejar casquillos
en tus ojos
y tus 17 años.




Broken flowers

Como un ramo de rosas
cortado con hoz
te espero.
Desparramada por pliegues nuevos,
húmeda y sombría,
extrañando raíces,
ignorando el hecho
de que prender ya es imposible.




Pixeliscencia

En mi último cumpleaños me regalaste una foto
porque intuías que te había olvidado.
Era cierto.
Había olvidado el cristal del escaparate
donde chocaban nuestras rodillas,
yo desde dentro
tú desde fuera.

Y ahora,
actualizado
e insultantemente guapo,
te detienes de nuevo
tratando de recordar
sin éxito
el tacto de esa tirita.




Pop song

Escucho el disco
de las imposibilidades,
siempre a oscuras,
para que los hilos
de los cometas
ni lo rayen
ni lo prendan.

Pulso el repeat
sólo en tu canción.
Ya no hay síndrome de Stendhal,
pero es la única pop song.

*

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