Qué
más da,
dime,
si
jamás vuelvo a verte
y
esos naranjos jamás estallan en frutos
que
estallan en pulpas
que
estallan en bocas.
Y
los trenes olvidan que los raíles mecen
y
no solo transportan.
Y
las canciones se borran selectivamente de mi biblioteca de iTunes
como
los recuerdos fruncidos en una memoria.
Qué
más da,
para
mi temblor de especie en peligro de extinción
o
mi salón de baile vacío,
qué
más da,
(o
qué menos da),
maldito,
dime,
que
estés vivo o muerto.
*
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