Para A.
Odio la palabra nunca,
Odio la palabra siempre,
Odio el maldito significado de tu
nombre,
Odio el cínico mes de mayo y su imposición
modernista,
Odio los fuegos artificiales empapados
de lluvia,
Odio tu look de príncipe Disney del
siglo XXI,
Odio tu cabello rubio, tus ojos
azules, tu aspecto de guiri extraviado,
Odio tu masculinidad de sauce,
Odio el río que translucen tus gafas,
Odio tu sonrisa perfecta a lo Ryan
Gosling,
Odio la potencialidad de tus manos,
Odio tu timidez adolescente y su
polaridad de azufre,
Odio tus promesas de celofán
perfumado,
Odio las inflexiones de tu voz de
nebulosa,
Odio las baldosas amarillas que
recorrí de tu mano,
Odio el final pre-escrito en mis
zapatos de rubíes,
Odio tu silencio de cuchillo
lorquiano,
Odio la dictadura de la fecha de
caducidad de los contratos,
Odio tu truco final, a lo prestige de
un mago,
Odio el hueco sideral que ha perforado
tu ausencia,
Odio la crueldad inconclusa de los zarpazos,
Odio la piedra de luciérnaga que robaste,
Odio la exactitud matemática del
látigo,
Y, sobre todo,
Odio tu camisa
abandonada
como un kanji impronunciable.
*
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