¿Por qué no perseguí tu nombre hasta las raíces del cuento?
¿Por
qué nos observé desde mi cauto pupitre en primera fila?
¿Por
qué no madrugué como el narciso tenazmente amarillo?
¿Por
qué la ávida loba contuvo su fuerza arrolladora?
¿Por
qué no recogí tu sonrisa del suelo y planté un huerto?
¿Por
qué no desterré más botones de mi blusa?
¿Por
qué respeté los musicales códigos del ritmo y del misterio?
¿Por
qué no establecí mi reino en tu clavícula?
¿Por
qué no cobijé al gorrión entre tus dedos?
¿Por
qué no arranqué todas las cabezas de Medusa?
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