El anillo de ámbar verde

A Nora le gusta comentar, delante de sus amigos y conocidos, que lo tiene todo en la vida. Y es cierto. Con los años, afortunadamente, se le ha multiplicado el tener.

Vive de su vocación, su novio la adora, está arropada por un nutrido grupo de amigos, y su desahogadísima posición social la hace (casi) inmune a cualquier tipo de crisis ecnonómica.
Por eso no entiende sus sueños. Concretamente, el sueño sobre su anillo de ámbar verde.
Hasta ahora, esta ha sido su única pesadilla recurrente. Nada, real o irreal, le ha provocado nunca tanta angustia. Se despierta siempre azorada y bañada en sudor, con la sensación inequívoca de ver toda su vida estampada contra cristales.

Sin embargo, su día a día, es un contínuo deslizarse. No puede ni debe pedir nada más. Es irremediablemente feliz. Y es a ese pensamiento al que se aferra al llegar a casa tarde cada noche. La cena la recibe fría y su novio, abducido por algún tipo de macabro videojuego, le provoca un "resumenus interruptus" de su jornada, dejándola empantanada de vivencias. Pero la urgencia no existe...

A veces pinta o escribe un poema, a veces sueña despierta. Otras, ni siquiera hay veces, sólo humo; y un breve beso en los labios separa la conciencia de la inconsciencia. Entonces, su otra vida comienza. Pero la protagonista no es ella, sino aquel anillo de ámbar verde que perdió.

En ocasiones, hay pequeñas variaciones en el hitch-tolkieniano guión, pero la esencia es la misma: la pequeña joya siempre es sustraída, robada, escondida o, en el peor de los casos, destruida para siempre.

Y por mucho que lo intenta, desde algún punto equidistante entre el sueño y la vigilia, Nora no puede explicar la extraña relación entre el anillo y su miedo mayor. ¿Qué diablos simboliza? ¿No debería provocarle esa inquietud la perdida de algo mucho más rotundo, más vital, más valioso? ¿Qué clave se oculta en esa carta que recibe y pierde cada noche? ¿Qué es lo que falta en su vida perfecta?
Pero, como cada mañana, antes de que pueda resolver finalmente el enigma, despierta...

A Nora le gusta comentar, delante de sus amigos y conocidos, que lo tiene todo en la vida. Y es cierto...


Especial oscaril en http://ifyouneedmewhistle.blogspot.com/ Pasen y opinen ;)

[La mayoría sólo somos semillas. Nos obsesionamos con tener, cuando, en realidad, lo que más descuidamos es el ser. Medimos nuestra felicidad por lo que poseemos y no por lo que somos. Una persona feliz, es. Nora no ES. No se conoce, no se ve, vive a un 30% de lo que podría vivir. Es lo opuesto a exigente, porque cree no merecer lo mejor. Pero, al mismo tiempo, potencialmente, sí tiene en su equipaje todo lo que necesita. Lleva los zapatos de rubíes desde siempre y ni siquiera se da cuenta... ]