30 noviembre 2011

Sir Winter



Hoy te nombro caballero
de mi invierno más largo
y del crujir vacilante de los sauces.

¿Qué guardabas en tu pecho,
irisado,
impreciso,
insomne,
cubierto bajo la música?

No era un arco de acero,
no.
Era una medusa.

La noche



La noche,
celosa del musgo,
se pinta los labios de verde,
pero, Eva torpe,
sólo sabe morder manzanas caídas,
esas que, impacientes,
taladraron los gusanos.


No sabe que
a veces,
una caminata
puede contenerse
en un temblor de rodillas


Y abatida,
en su cama de amapolas,
se quita el verde con el dorso de la mano.
Y, en el dorso del alba,
olvida.

*

Elefantes violetas



Apaga la fiesta
y el vinilo rayado.
Lanza por la ventana
con rabia
las sombras chinescas
(“fue un suicidio”
diremos).
Fue una quimera que persiguiéramos
elefantes violetas,
abstemios,
bajo el mismo paraguas,
con las mejillas encendidas
por un verano que no era.

Tú no eras
pero acepté barco
como animal acuático.
Yo no era
Pero tu cama
integral
sin diagonales ni cuatros
era más cárcel
que prisionera
de tus naufragios.

10 noviembre 2011

Reivindicación platónica



Si un día,
cuerpalmente,
te acercas y me abrazas,
y el fuego azul nos quema
las uñas y las sábanas,

entonces,
ya cenizas,
ya polvo y algazara,
los dos
(como dos manchas
que vuelan o que bailan)
iremos a otro lecho,
seremos no palabra
y haremos del amor
un simple gesto
y… ¡basta!


Eduardo Mazo

08 noviembre 2011

Blackout




Poco más que un poema
bajo el peso de la lluvia
que constriñe los minutos
para no derramarlos
en baldosas amarillas.

Poco más que el temblor crujiente
de unos versos sobre el papel.
Sombras chinescas
de una mano que se nubla.

Poco más que los chillidos
de una gaviota perdida
sobre el rio familiar
que ha mutado de repente.

Poco más que un hilo
lanzado al norte y al sur.
Caricia refleja de una hoja
que, al pasar,
te devuelve la rama.

Poco más que la ilusión decimonónica
triunfal e irreversible
de unas velas que se agotan
y unos cristales que estallan.


*
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