07 febrero 2010

Way to blue



R. llega a su apartamento tarde y sin prisa, como un moderno C.C.Baxter. Pero en lugar de alguno de sus jefes apurando unos minutos con una de sus amantes, esa noche sólo le espera cerveza fría, una vieja colección de vinilos y su contestador automático. Tiene la mala costumbre de escuchar sus mensajes únicamente el último día del mes. Todos sus familiares, compañeros y amigos saben que las urgencias y los cambios de última hora deben ser destinados al teléfono móvil del trabajo, y que cualquier cosa que no se incluya en una de esas dos categorías, puede esperar. Sin embargo, hoy es 31 de enero.

El primer mensaje es de su madre. Le recuerda que hace más de dos meses que no se pasa por “su casa”. R., sentado en su sillón favorito, sonríe con sorna tratando de recordar cuando fue la última vez que consideró como suyo su antiguo hogar.
En un nuevo mensaje, un tal P.D. le comunica a un tal F.N. que en una semana va a celebrarse la cena anual de antiguos niños cantores. Tres mensajes más tarde, con un creciente tono de irritación, impaciencia e incredulidad, el mismo P.D. repite casi literalmente las mismas frases rogando contestación. R. ríe maliciosamente tratando de imaginar la cara de pardillo del tal P.D. al descubrir su equivocación. Sin embargo, no puede evitar preguntarse si F. N. acudiría finalmente a esa cena y si su ausencia provocaría algún desperfecto en, por ejemplo, el Ave Maria de Schubert, el Oh, nuit de Rameau o el Bohemian Rhapsody de Queen.

Un sexto pitido le indica que alguien más espera su turno. No obstante, esta vez su sonrisa se transforma instantáneamente en una extraña mueca a lo cartoon. Es la tristeza de la voz de su ex novia y no sus palabras lo que lo turba. Tras un par de apresuradas frases, pronuncia la palabra café como quien extiende un pañuelo en la parte final de un truco de magia.
Tras su inconfundible pitido, la voz mecánica del contestador insta a borrar o guardar el mensaje, pero las manos temblorosas de R., en un gesto apresurado, sólo aciertan a dejar la cerveza sobre la mesa con un sonoro golpe.

En aquellos casi cinco años no le había dedicado muchos pensamientos. Su proceso de “desenamoramiento” había sido gradual y nada traumático. Sólo al escuchar ciertas canciones o leer algunos fragmentos, su presencia parecía emerger ocasionalmente de algún punto del apartamento. Sin embargo, ahora se sorprendía a si mismo recordando vivamente las cosas que antes creía haber olvidado, como si al rascar ligeramente la desconchada pintura de una pared, hubiera descubierto un mural intacto.
Su nuca era siempre lo primero que se tostaba en verano y a menudo le gustaba caminar tras ella, sólo para poder observarla. Tenía la ingenua costumbre de espiarlo mientras se afeitaba, como si aquel tedioso ritual diario fuera para ella la confirmación de la conquista del último reducto masculino. R. fingía siempre no percatarse de aquel acuerdo tácito de voyeurismo o invasión consentida de la privacidad. ¿Por qué diablos había fingido tanto tiempo?.

Más detalles rescatados. E. confundía sin inmutarse los nombres de los músicos, proclamando, por ejemplo, a “Jeff Drake” y “Nick Buckley” como algunos de sus cantantes favoritos y, de tanto en tanto proclamaba, en un forzado alarde de liberalidad sexual, los apodos con los que solía bautizar las partes del cuerpo de
tod@s sus amantes. Sus morbosos ejemplos, nunca lo admitiría, solían incomodarlo y excitarlo al mismo tiempo.

Pero en algún punto de aquella rocambolesca espiral de recuerdos, a R. le sobrevino la urgencia de escuchar Way to blue. “¿Realmente la sigo queriendo?” se preguntaba turbado. Pero mientras localizaba Five Leaves Left entre sus vinilos, cayó en la cuenta de que, en realidad, no era ella, ni su colección de idiosincrasias, o su particular dislexia musical lo que echaba de menos, sino otra urgencia mucho más primaria y simple con la que no había contado. A lo largo de los últimos años, algo lo había reducido en la forma opuesta a como lo haría un jíbaro. La soledad ocupaba tanto espacio en su cabeza, que inconscientemente, había abandonado la idea de volver ser la primera opción en la vida de otro alguien. “El cine de madrugada, el asiento de al lado, el traje del sábado”. R. piensa que esa necesidad es un vergonzoso y pueril vestigio del egocentrismo infantil al que, tarde o temprano, todos nos enfrentamos, y sonríe, con una mezcla de orgullo y amargura, al pensar en la cantidad de direcciones contrarias y clavos ardientes a los que un ser humano es capaz de aferrarse con tal de no sentir ese desolador “destronamiento”.

Por lo tanto, ¿qué podía hacer con la chica de la nuca tostada? ¿Cómo encajarla dentro de su nueva vida de “emociones jíbaras”?

Tras las primeras notas, justo en el momento en el que Nick Drake canta Have you never heard a way to find the sun, R., en un rápido gesto, pulsa el uno, borrando el mensaje de la memoria.


"La soledad no se encuentra, se hace. La soledad se hace sola. Yo la hice. [...] Sucedió así. Estaba sola en casa. Me encerré en ella, también tenía miedo, claro. Y luego la amé. La casa, esta casa, se convirtió en la casa de la escritura. [...] He necesitado veinte años para escribir lo que acabo de decir".

Marguerite Duras


12 comentarios:

  1. me gustan las nucas. desde siempre. Truffaut y "Jules et Jim". Chris Marker y "La Jetee". Las coletas de las niñas de clase. Mi mirada tímida de los que nunca supimos hablar a las niñas, que se sonrojan de manera enfermiza y tartamudeamos si nos gusta.


    el texto cuadra de manera especial con "Up in the air" que acabo de ver, sintiéndome ridículamente identificado (en algunas escenas) y pensando que puede haber sido Ryan Bingham el que escuchara su contestador.


    la nostalgia es una trampa en la que me niego a caer, aunque es bastante tentadora. y es que estamos en una etapa de profundas reflexiones, debo saber si lo que he sido es lo que quiero ser o si de lo que he sido hay cosas de las que me tengo que quedar y otras tirar como si fuera lastre.


    su texto me pilla reflexionando del mismo tema que trata.

    y aquí podría establecer miles de lazos, links de films, songs, books,....pensamientos que me vienen como quien salta de rama en rama sin tocar el suelo, recorriendo miles de millas ...como el Sr. Bingham.

    podría decir que me ha gustado (ya habrá otros posts que lo digan), pero no. simplemente es uno de esos momentos, como si fuera un programa de radio, de los temáticos, en los que todas las canciones y todos los textos te ponen de un mood especial.

    su texto me ha puesto in the mood to think...


    me gustan este tipo de sincronías. tan de ciencia ficción. ;)


    ps. para contestarle a sus posts necesitaría mucho espacio. y no quiero que este se convierta en un post de respuesta.

    ps2.no sé porqué pero la expresión "nuca tostada" me sabe crujiente.

    ps3 pstax pstax!

    ResponderEliminar
  2. Señor J, no me deje intrigada. Si tiene tiempo y le apetece, contésteme por e-mail, que para eso esta ;)

    No me ha gustado nada de nada Up in the air. De hecho, le tengo cierta tirria por lo sobrevaloradisima que está. Pero la comparación no me ha dolido, descuide, he entendido su train of thought... creo...

    Hay cosas del prota que también me tocan a mi, por eso no he podido evitar escribir este texto, a pesar del poso de déjà vu que pueda dejar. Soy consciente de mis limitations...

    ResponderEliminar
  3. caramba, hablamos de soledad y en los comentarios nos acercamo :P
    me dejaste un sabor amargo.. estos días estaba peleando con mi yo interno (ese, el destructivo que sabe más que yo y puede hacer todo sin limitaciones) y pensé en lo tonto que sería estar solo de nuevo habiendo encontrado a alguien que se niega a soltar mi mano.. no sé que estaré haciendo mal pero creo que la soledad en mi cabeza aún pelea por gobernar esto, q será lo adecuado?


    no la aburro más, me gustó muchísimo el texto
    =)

    ResponderEliminar
  4. Mi adorada alhy... no responde a mis plegarias... e insiste en responderme con arañazos de gato con miopia.

    Usted debe saber que yo introduje las nucas mucho antes de que los franceses ni siquiera se fijaran en ellas... jaja

    En fin nuestra relación odiosa con tonos amarillentos como una hoja al caer de un arbol en SU playa de la concha...sigue su curso a la deriva como Jack en perdidos... jajaja

    Besossss con sabor a brownie

    ResponderEliminar
  5. Me ha gustado tu blog y tu manera de escribir. Volveré.

    ResponderEliminar
  6. qué buena la Duras con sus frases cortas y enigmáticas, y con su soledad creadora a cuestas siempre... me gusta

    ResponderEliminar
  7. ¿Existirá algún gupo feisbukil llamado "odio cuando vuelan los dígitos del contador de mi blog y no me postea ni Rita la singer"?

    ResponderEliminar
  8. Yeah
    Qué genial
    Aunque no conosco muchas de sus referencias XD


    En la soledad, eventualmente, uno tiende al scnéo y con suerte a la recreación de uno mismo. Pero siempre podremos vernos desde los demás, de modo que dejó los mensajes o.o 1 mes hahaha Qué humor tiene (:



    Saludos !

    ResponderEliminar
  9. Yo a una chica con la nuca tostada no la dejaría marchar. No podría, me molerían los huesos las ganas de acariciársela, y cada vez que viera una nuca de chica a través de una cola de caballo o entre los mechones de un corte de pelo a lo chico, la echaría de menos.

    Es encantador.
    miaumiau

    ResponderEliminar
  10. La Soledad, esa compañera de viajes que por un motivo u otro nos emperramos en dejar a nuestro lado en multiples ocasiones.

    Lo peor de todo es no ser capaz de admitir que nos aferramos a esa opcion y no abrirnos a otras personas por miedo a que nos hagan daño, que al final creo que es motivo principal porque el que se toma ese tipo de opcion.

    Eso si, diré que hay veces que mejor sola que mal acompañada.. porque estar con alguien por estar casi ke no..


    Kissesss

    ResponderEliminar
  11. Tengo que agradecerte ese descubrimiento indirecto que me has hecho con este relato, pues ahora Nick Drake se ha añadido a mi biblioteca y está pegando bastante fuerte.

    Por otro lado, me encanta la chispa de vida que desprende esa nuca.

    Y también la idea del contestador, saber que existen sentimientos ocultos que guardamos bajo muros perfectamente derrumbables, casi poder palpar a R. y sus quebraderos de cabeza...

    Desde luego, me ha transportado.

    Como ocurre tan amenudo que paso por aquí = )

    ResponderEliminar

In cyberspace, everybody can hear you dream...

Related Posts with Thumbnails